'Nosotros no nos mataremos con pistolas' desembarca con éxito en el Teatro Lara de Madrid, del 15 de febrero al 30 de marzo, los lunes a las 20h, y los martes y miércoles a las 22h. Una nueva oportunidad para ver uno de los montajes más exitosos y revelación de la temporada en el pasado Frinje 2015 de Madrid. Recientemente nominado entre los Finalistas a los Premios Max de las Artes Escénicas a la Mejor Autoría Teatral y Mejor Espectáculo Revelación; y gran triunfador de los Premios AAPV 2015 (Mejor Actor y Mejor Actriz para Bruno Tamarit y Silvia Valero; y Premio Crisàlide a Mejor Actriz Revelación para Lara Salvador.)

Laura Romero, Román Méndez de Hevia, Silvia Valero, Lara Salvador, Bruno Tamarit y Toni Agustí forman el elenco de esta crónica de una generación que sigue a la deriva, y muy bien retratada por Víctor Sánchez, director y autor del texto, que ya disfruta del éxito de su nuevo trabajo, 'A España no la va a conocer ni la madre que la parió', presentado en el Festival Russafa Escènica 2015.

'Nosotros no nos mataremos con pistolas' es la visión desde múltiples prismas, en clave social y política, de una generación perdida en su microcosmos por los avatares del macrocosmos geopolítico que le impide avanzar y que le consume. Todo ello retratado por un grupo de jóvenes que ven truncados sus sueños y esperanzas de futuro, que no viven el presente porque no saben en qué punto de su camino están, y para los que cualquier pasado fue mejor. Este sentimiento arranca en el público una conexión inmediata con el montaje y los personajes, gozando de pasajes de gran calidad y potencia en sus líneas de diálogo, como el caso de los personajes de Bruno Tamarit y Lara Salvador.


 

Cinco amigos se reunen después de varios años sin verse tras la muerte de uno de ellos. El texto de Víctor Sánchez juega con una primera presentación trivial y aparentemente tranquila de los personajes, para ir desvelándonos sus capas poco a poco y a fuego lento. Marina está embarazada, pero no sabe dónde está el padre del hijo que espera, y tampoco el futuro incierto que les espera a ella y a su bebé. Pide ayuda a sus amigos, pero no consigue resolver ni aclarar su situación. Marina está interpretada con fuerza y energía por Lara Salvador, un auténtico descubrimiento que también realiza un gran trabajo en 'A España no la va a conocer ni la madre que la parió', en un registro completamente diferente. Laura Romero es Blanca, la anfitriona de la reunión. Tampoco tiene trabajo ni futuro, y ha vuelto del extranjero donde ha fracasado con su pareja. Ahora intenta encajar las piezas del puzzle de lo que será su futuro a partir de ahora. Laura Romero interpreta de manera infalible y con mucho oficio a este personaje, quizá el más delicado y tierno de la obra. Silvia Valero interpreta con mucha eficacia y soltura a Elena, un torbellino que entra en escena y deja en jaque al resto de personajes. Define a la perfección lo que es una "ejecutiva agresiva", y es quizá la que más se convence a sí misma de que dentro de sus posibilidades la vida que le ha tocado vivir "es la que hay" y la maneja lo mejor que puede. Román Méndez de Hevia interpreta con mucha soltura y ritmo a Sigfrido, un personaje que está a medio camino entre la socarronería y el desparpajo, junto al tedio y el sinsentido de su relación de pareja. Su aparente fuerza y fingida despreocupación ante lo que le rodea, se entremezcla con su hastío y con las ganas de que las cosas cambien. Eso sí, que sea su pareja la que tome la decisión de romper, él mientras tanto seguirá con la rutina sin mayores metas y con su atracción por su amigo Miguel. Bruno Tamarit/Toni Agustí interpreta a Miguel, el verdadero detonante del cataclismo emocional del grupo. Es el único que no cede ante su descontento, que hace partícipes a los demás de sus quejas, y el que quiere que se quiten sus máscaras para hablar de los problemas reales de cada uno y del grupo. La calma precede a la tormenta, y tiene como resultado un monólogo espectacular y muy bien ejecutado sobre sus frustraciones personales y profesionales digno de aplauso.

Ideales truncados, vidas de apariencia llena pero de vivencia vacía, de desasosiego, de rabia contenida, y de un 'es lo que hay' generalizado, que cada uno vive de una manera y reacciona en consecuencia. La generación más preparada en estudios, formación y potencial de la democracia, pero que sin embargo es la más ignorada por los que tienen la oportunidad de cambiar las cosas, por los de 'arriba', y por qué no decirlo, por nosotros mismos al consentirlo. 'Nosotros no nos mataremos con pistolas' brilla en los momentos de denuncia de una situación ante la que todos callamos, que todos vivimos, y que no arreglamos. Todos tenemos grandes ideales sobre lo que 'hay que hacer' pero nos quedamos aislados en nuestras islas de conformidad mal aceptada y representadas a través de una pantalla de móvil. 

La obra también plantea una batería de preguntas importantes al espectador cuando sale de la sala y que le hace reflexionar, ¿somos nosotros culpables de esta situación? Nosotros no nos formamos para tener que irnos fuera de nuestra tierra a buscar el porvenir porque aquí resulte asfixiante sobrevivir. ¿Nos preocupa más mandar comida y alimentos a los niños y niñas de África, pero si un amigo nuestro necesita ayuda nos quedamos impasibles y no hacemos nada? ¿Somos herederos de las gestiones de una sociedad injusta donde prima la desigualdad, o realmente tenemos las herramientas del cambio y no hacemos nada? ¿Buscamos el hastío de los demás y su descontento como bálsamo para el nuestro propio y para tratar de engañarnos sobre que las cosas 'no son tan malas como parecen'?


El sincero aplauso a 'Nosotros no nos mataremos con pistolas' no está desprovisto de tres raciones de razón y una de mala leche en el espectador. El teatro es el espejo de la sociedad y de nosotros mismos, y esta obra consigue un potente reflejo. No os la perdáis en el Teatro Lara de Madrid. Recomendada.